Con información de la Agencia de Noticias de Conacyt – http://www.conacytprensa.mx/
El Doctor Martín Aluja Schuneman Hofer, director del Instituto de Ecología (Inecol) encabeza hoy el Clúster científico y tecnológico BioMimic el cual fue inaugurado en sus instalaciones el pasado 10 de noviembre de 2015 en Xalapa, Veracruz. Gracias a la iniciativa conjunta de alianzas científicas y alianzas estratégicas con otros 12 centros públicos de investigación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), el Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad (Langebio) del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) Unidad Irapuato, el Instituto Tecnológico de Massachusetts, Estados Unidos, la Universidad de Valencia, España, y la Universidad Veracruzana, que han venido articulándose como una política de Estado.
Inspirado en el concepto de biomimetismo, es decir, innovación a partir de la naturaleza, este consorcio científico producirá ciencia y desarrollos tecnológicos de frontera desde perspectivas multidisciplinarias, dando valor agregado a la biodiversidad del país. De acuerdo con el director del Inecol, los centros públicos de investigación juegan un papel fundamental en la reconstrucción del país, por lo que el clúster busca romper paradigmas de la ciencia mexicana para transitar a un modelo de investigación horizontal.
“Al entrar como director del instituto me propuse contribuir con un proyecto que hiciera la diferencia en la forma de hacer ciencia en el país y se me ocurrió algo como esto. Recuerdo que iba mucho al Jardín Botánico a caminar y veía este terreno —que era un predio ganadero— y me perdía imaginando que eso era parte del Inecol; eso me ilusionaba mucho”, recuerda el Dr. Martin Aluja.
El conocimiento de las colecciones biológicas del Inecol sobre plantas, hongos, insectos y maderas servirá de materia prima para el desarrollo de nuevos biomateriales, estructuras y herramientas basadas en la naturaleza, que estén dirigidas a la solución de problemas nacionales en materia ambiental, agropecuaria, forestal, industrial, farmacéutica y alimentaria.
Una de las metas que se han fijado es incrementar hasta en 25 por ciento la producción de artículos científicos de alto impacto y generar al menos diez patentes anuales en los centros públicos participantes, a partir de 2025. La expectativa de un consorcio como este es muy grande, y el director general del Inecol reconoce que a corto plazo deben darse los primeros resultados. Un propósito es que el clúster BioMimic tenga sostenibilidad financiera alta. Subraya que el reto no solo es generar ciencia de frontera y resolver los problemas apremiantes de la sociedad, sino también lograr el círculo completo de ser autofinanciable a través de las regalías que genera el conocimiento, es decir, integrar una sociedad que contribuya con una economía basada en el conocimiento.
El Doctor Martin Aluja afirma que la ciencia en México detonará una vez que se comience a hacer un círculo virtuoso que inicie con la niñez. Por ello, en el Inecol se puso en marcha el Centro de Reclutamiento y Fomento a Vocaciones Científicas y Tecnológicas entre Niños y Jóvenes, el cual opera de manera permanente para incentivar el interés por el estudio de las ciencias. Es por esto que en el clúster se están formando estudiantes de licenciatura y posgrado, quienes conviven con científicos jóvenes mexicanos, reclutados en varios países pero que en su mayoría recibieron becas de Conacyt, y que regresan para contribuir con su talento. Así se busca reclutar una nueva generación de científicos y tecnólogos a los que se les apuesta para ser los próximos premios Nobel, en un modelo que debería replicarse en todo el territorio nacional.
“Si logramos construir diez clústers como este en México, sumando esfuerzos en diversas partes del territorio, el país se volvería una potencia. Somos una amalgama de genes altamente creativos, y si los dejamos desarrollarse, esta sociedad no tiene límites”. Agrega el Dr. Martin Aluja. En diciembre de 2010, la Cámara de Diputados etiquetó 125 millones de pesos en el Decreto de Presupuesto de Egresos de la Federación para la construcción del clúster, los cuales fueron canalizados a través del Fondo Institucional (Foins) a un fideicomiso del Inecol. “Uno de los grandes orgullos que tengo es que todo el dinero se utilizó para lo que era, no hubo corrupción, y eso es un enorme orgullo porque eso te hace demostrar a la sociedad que el dinero bien invertido, se multiplica, es algo que México tiene que aprender”, añade.
El clúster BioMimic tuvo un costo de más de 550 millones de pesos, la inversión más grande en infraestructura científica que hasta ahora se ha hecho en un estado del país.
En 17 mil metros cuadrados y con instalaciones de vanguardia, los investigadores que ahí trabajan suman sus capacidades para generar conocimiento del más alto nivel, a través de procesos en los que se hace uso eficiente del equipo, materiales e insumos. A ello se suman reuniones periódicas con organizaciones de productores, empresarios, entidades de gobierno y representantes de la sociedad civil con el propósito de identificar demandas, detectar intereses comunes y delinear esquemas de colaboración y financiamiento.