México está consolidando un ecosistema robusto de biotecnología ambiental (Deep Tech) capaz de abordar desafíos críticos de contaminación del agua, aire, suelo y gestión de residuos. Entre 2020 y 2025, la investigación académica ha transitado hacia implementación comercial y pilotos de alto impacto, con instituciones como UNAM, IPN y CINVESTAV liderando la innovación científica, mientras startups mexicanas escalan soluciones a nivel industrial.
Rehabilitación y Tratamiento de Agua
Nanoburbujas en Xochimilco
El CINVESTAV ha implementado un sistema pionero en los canales de Xochimilco bajo la dirección de la Dra. Refugio Rodríguez Vázquez. El proyecto utiliza paneles solares instalados en trajineras para alimentar bombas que generan nanoburbujas—burbujas microscópicas que permanecen suspendidas más tiempo en el agua, mejorando significativamente la oxigenación y la remediación de cuerpos de agua históricos contaminados.
Sistemas Fotobioelectroquímicos
Investigadores de la Universidad Autónoma de Coahuila desarrollaron en 2024 sistemas innovadores que emplean microalgas para tratar aguas residuales y generar electricidad simultáneamente, demostrando que es posible valorizar el tratamiento de efluentes mediante procesos biológicos acoplados.
Biorreactores Avanzados
En el Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica (IPICyT), el Dr. Francisco Javier Cervantes Carrillo desarrolló biorreactores de membrana especializados en el tratamiento de aguas residuales del sector metalúrgico. Estos sistemas logran eficiencias del 96% en la reducción de nitratos (N-NO₃⁻) a concentraciones de 500 mg·L⁻¹, además de remover metales pesados como hierro, cromo y níquel, aumentando el pH en efluentes ácidos. Un producto adicional del proceso es el biogás, un recurso renovable que puede generar electricidad de forma sostenible, operando completamente el sistema de tratamiento con energía propia.
Purificación del Aire Urbano
BioUrban: Árboles Artificiales de Microalgas
BiomiTech, empresa poblana fundada por Carlos Monroy y Jaime Ferrer, desarrolló BioUrban, torres de “árboles artificiales” que contienen biorreactores vivos con microalgas fotosintéticas. Esta solución se ha posicionado como una de las innovaciones mexicanas más reconocidas internacionalmente.
Funcionalidad y Desempeño
Mediante fotosíntesis acelerada, una sola torre BioUrban 2.0 captura la misma cantidad de contaminación que 368 árboles naturales maduros, filtrando monóxido de carbono (CO₂), óxidos de nitrógeno (NOₓ) y partículas PM2.5 y PM10. Los sistemas más avanzados (BioUrban 3) procesan hasta 5,000 metros cúbicos de aire por hora con eficiencia del 80%, además de capturar aproximadamente 2 toneladas de CO₂ anuales por unidad.
Implementación y Expansión Global
BioUrban opera en Puebla, Monterrey, Londres y Panamá, dirigiéndose a puntos críticos de contaminación vehicular donde no es viable implementar soluciones forestales tradicionales. El proyecto está en fase de expansión comercial con aprobación para instalar aproximadamente 200 equipos en ciudades latinoamericanas con altos índices de contaminación, incluyendo Ciudad de México, Monterrey, Santiago de Chile, Lima y Brasilia. La empresa se ha aliado con Climate Trade, una fintech climática española, para explorar mercados españoles, británicos y estadounidenses.
Biorremediación de Suelos y Agricultura Regenerativa
Fitorremediación para Metales Pesados
La fitorremediación emerge como una estrategia costo-efectiva para remediación ambiental. México cuenta con plantas nativas como Lupinus campestris, que crece en suelos contaminados por residuos mineros y presenta mayor tolerancia a concentraciones altas de arsénico (hasta 300 mM in vitro). Estos organismos pueden acumular metales en raíces, tallos y follaje mediante mecanismos de fitoextracción, fitoestabilización y fitovolatilización, reduciendo la biodisponibilidad de contaminantes.
Recuperación de Metales Críticos
Una tendencia emergente es la fitominería—extracción de metales críticos (hierro, manganeso, zinc, cobre, níquel, cobalto y tierras raras) mediante plantas desde residuos agroalimentarios y agromineros generados en gran volumen en México, ofreciendo una ruta alternativa a la minería convencional con impactos ambientales significativamente menores.
Biorremediación de Hidrocarburos
La Universidad Veracruzana en colaboración con PEMEX ha validado tecnologías de vermirremediación (uso de lombrices) y fitorremediación con plantas nativas para limpiar suelos afectados por derrames petroleros. Estos enfoques biológicos reducen costos hasta un 60% comparado con técnicas físico-químicas, aunque el reto persiste en la velocidad de implementación a gran escala en pasivos ambientales históricos.
Microencapsulación y Bioinsumos
La startup MicroIN utiliza biotecnología para encapsular microorganismos benéficos, permitiendo que biofertilizantes y biopesticidas sobrevivan más tiempo en campo, reduciendo significativamente la dependencia de agroquímicos tóxicos que degradan suelo y contaminan mantos acuíferos. Esta tecnología es crítica para transitar hacia agricultura regenerativa en México y ha recibido inversión del fondo GRIDX.
Economía Circular y Valorización de Residuos
Bioplásticos de Biomasa Agroindustrial
Biofase ha logrado escalar industrialmente la producción de biopolímeros a partir de semillas de aguacate—un desecho masivo de la industria de guacamole y pulpa en Michoacán. La empresa cuenta con plantas en Morelia y Monterrey, exportando el 80% de su producción a mercados internacionales (Estados Unidos, España, Reino Unido, Escandinavia, Bélgica, Luxemburgo, Colombia, Perú, Centroamérica y Corea del Sur). Los productos biodegradables de Biofase (popotes, cubiertos, platos, vasos, contenedores, cepillos de dientes) se descomponen completamente en 240 días sin requerir compostaje industrial especializado.
Biología Sintética de Nueva Generación
Bioplastix, startup fundada en 2024 en Ciudad de México e incubada en el Instituto de Biotecnología de la UNAM, utiliza biología sintética para modificar genéticamente bacterias E. coli que producen biopolímeros de alto rendimiento (PHA y PHB) en un único paso mediante fermentación de precisión. La tecnología integra inteligencia artificial, optimización enzimática e ingeniería del metabolismo bacteriano, buscando competir directamente con plásticos fósiles mediante reducción de costos y asegurando biodegradabilidad a escala domiciliaria.
Energía de Nopal
En Zitácuaro y Calvillo se han establecido plantas de biogás que utilizan biomasa de nopal, planta nativa de bajo requerimiento hídrico. Esta innovación mexicana genera electricidad a costos 40% más bajos que las tarifas comerciales de CFE, demostrando un modelo descentralizado de energía sustentable.
Gestión Integral de Residuos Agroindustriales
Grupo Biotech México ha establecido un Modelo de Gestión Ambiental y Economía Circular integrando biotecnología, trazabilidad digital e innovación ambiental. Operan patios de manejo de residuos especiales en Ecuandureo, Tacámbaro y Uruapan (Michoacán), procesando compostas certificadas a partir de desechos de la industria del aguacate. El modelo genera biofertilizantes aprobados por Cofepris, cerrando ciclos de residuos y permitiendo reincorporación regenerativa al campo.
Ecosistema de Financiamiento e Innovación
GRIDX: Venture Builder de Biotecnología
GRIDX, el mayor fondo de inversión semilla en ciencias de la vida de América Latina, opera desde 2017 con un portafolio de USD 648 millones, financiando más de 80 startups de biotecnología en 7 países latinoamericanos. El modelo Company Builder del fondo proporciona USD 250,000 como inversión inicial pre-semilla, acompañando equipos científicos en su transición de investigación a empresas viables con proyección internacional.
En la cartera mexicana de GRIDX (batch 2024) figuran empresas como Bioplastix, Apical Bio (biofábricas agrícolas con microorganismos modificados para agricultura regenerativa), y MicroIN (microencapsulación de bioinsecticidas y biofertilizantes). Más del 50% de las startups del fondo ha accedido a rondas subsecuentes de inversión, demostrando validación de mercado.
Convocatoria IGNITE 2025
GRIDX lanzó convocatoria abierta hasta el 10 de febrero de 2025 para equipos científicos y perfiles de negocios de América Latina, con énfasis en innovaciones de alto impacto ambiental, agrícola y sanitario. El programa virtual (abril-julio 2025) busca identificar proyectos capaces de transformar soluciones científicas en empresas globales.
Instituciones Académicas Líderes
Más allá de UNAM, IPN y CINVESTAV, diversas instituciones contribuyen a la investigación aplicada:
- IPICYT: Biorreactores de membrana, tratamiento de aguas metalúrgicas, valorización de emisiones de estireno a biopolímeros.
- Universidad Autónoma de Coahuila (UAdEC): Sistemas fotobioelectroquímicos con microalgas.
- Universidad Veracruzana: Biorremediación de hidrocarburos en colaboración con PEMEX.
- Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM): Biodegradación de xenobióticos, enzimas para biorremediación.
- CICY (Centro de Investigación Científica de Yucatán): Plantas remediadoras, fitorremediación de metales pesados.
Desafíos y Perspectivas Futuro
Aunque el panorama es prometedor, persisten barreras críticas. La escalabilidad sigue siendo limitada, con muchos proyectos transicionando de fase piloto a comercialización a ritmo lento. La integración en políticas públicas federales es insuficiente, generando una fragmentación de capacidades científicas. El financiamiento de largo plazo (5-10 años) requiere validación de modelo de negocio antes de retorno de inversión.
Para 2025-2030, la clave será transitar desde proyectos piloto a estándares nacionales de remediación y gestión de residuos, aprovechando el creciente capital de riesgo disponible a través de fondos como GRIDX y la capacidad científica consolidada en centros de investigación mexicanos.
Síntesis: México ha desarrollado un ecosistema emergente pero robusto de biotecnología ambiental, con soluciones validadas en tratamiento de agua (nanoburbujas, biorreactores), purificación de aire (microalgas), biorremediación de suelos (fitorremediación, microorganismos) y economía circular (bioplásticos, bioenergía). La maduración de startups como Biofase y BiomiTech, acoplada a inversión de capital de riesgo mediante GRIDX, sugiere transición de la investigación hacia impacto comercial significativo en los próximos 5-10 años.