México ha experimentado un impulso significativo en educación STEM en los últimos años, especialmente a partir de 2025 con el nuevo gobierno federal. El incremento de investigación científica ha sido notable: se aprobaron 1,739 proyectos de investigación científica y humanística en 2025, representando un aumento del 195% respecto a 2024 cuando se autorizaron solo 589 proyectos. El presupuesto destinado a ciencia, humanidades, tecnología e innovación creció 67%, pasando de 322.5 millones de pesos en 2024 a 570.4 millones en 2025.
Las iniciativas educativas en STEM se han multiplicado desde múltiples actores. La Alianza para la Promoción de STEM (AP STEM), liderada desde 2018 por el Consejo Coordinador Empresarial en colaboración con organismos como The Software Alliance y Movimiento STEM A.C., ha consolidado una estrategia intersectorial que integra iniciativa privada, sociedad civil, academia y organismos no gubernamentales. Programas específicos como STEM+ para todas y todos (Fundación Robotix) democratizan el acceso a robótica, electrónica y programación en educación media, mientras que siSTEMa Educando implementa metodologías de Aprendizaje Basado en Proyectos en escuelas públicas con competencias que premian el liderazgo estudiantil y la innovación para resolver problemáticas reales.
En el nivel de educación media superior, el Plan Integral del Sistema Nacional de Bachillerato 2025 representa una transformación estructural con inversión de más de 2,700 millones de pesos. El plan contempla la creación de 200,000 nuevos espacios en preparatorias durante el sexenio, iniciando con 40,000 lugares en 2025 mediante la construcción de 20 nuevos planteles, ampliación de 30 escuelas existentes y reconversión de 35 secundarias con turno matutino en preparatorias vespertinas, impactando 59 municipios en 30 estados.
Las alianzas público-privadas se han fortalecido significativamente. La Fundación Abertis en coordinación con UNICEF ha alcanzado a más de 70,000 personas a través de educación STEM con enfoque de género, capacitando a 440+ docentes en 347 escuelas de Ciudad de México, Jalisco y Nuevo León en 2024-2025. Proyectos estratégicos de soberanía tecnológica como Olinia (automóvil eléctrico nacional), Kutsari (semiconductores), Ixtli (satélites de observación terrestre) e Ixtli demuestran la apuesta gubernamental por vincular STEM con soluciones tecnológicas de alto impacto.
Brechas Estructurales Críticas
Brecha de Género como Obstáculo Central
La representación desigual de mujeres en STEM constituye una de las brechas más profundas y persistentes. Solo el 30% de los profesionales en disciplinas STEM son mujeres en México, según datos de UNESCO, mientras que apenas el 35% de los investigadores nacionales son mujeres. A nivel de egresados de educación superior, solo el 13.5% de las mujeres profesionistas completaron carreras STEM, en comparación con proporciones mucho mayores de hombres. Esta disparidad tiene raíces tempranas: aunque las niñas obtienen puntajes ligeramente superiores en matemáticas durante primaria, la tendencia se revierte significativamente en secundaria y se agudiza en bachillerato, determinando decisiones vocacionales posteriores.
Los factores que profundizan esta brecha son multidimensionales. Los estereotipos de género asocian STEM al “mundo masculino”, la falta de referentes femeninos visibles reduce la aspiración de niñas y jóvenes, las barreras en educación secundaria y superior limitan el interés aunque existan capacidades académicas, y el mercado laboral presenta desafíos con menor presencia, menores posibilidades de ascenso y una brecha salarial persistente, aunque menor que en otros sectores. Crítica e ironía: mientras que las profesiones STEM ofrecen salarios 24% superiores al promedio y son las mejores remuneradas del país, las mujeres permanecen subrepresentadas.
Infraestructura Deficiente y Acceso Desigual
La falta de acceso equitativo a infraestructura educativa STEM de calidad perpetúa desigualdades territoriales. No existe acceso suficiente a escuelas de organización completa con infraestructura adecuada, especialmente en comunidades marginadas y con población indígena. Las escuelas públicas mantienen escaso acceso a tecnologías educativas, mientras que los laboratorios de ciencias, materiales didácticos avanzados y herramientas tecnológicas—esenciales para implementar el método STEM—permanecen limitados en la mayoría de instituciones públicas. Esta restricción de recursos hace que el aprendizaje experiencial, piedra angular del enfoque STEM, sea imposible de implementar con calidad en poblaciones vulnerables.
La educación no formal también presenta vacíos: los museos u oportunidades de educación no formal carecen de orientación educativa inclusiva con perspectiva STEM, y los espacios públicos no cuentan sistemáticamente con experiencias científicas accesibles. En primaria existe además una desconexión del mundo natural y de las grandes ideas científicas, mientras que en secundaria y media superior no hay suficientes oportunidades para aplicar competencias STEM aprendidas a problemas reales del contexto.
Preparación y Actualización Docente Insuficiente
La formación especializada de docentes en STEM representa un cuello de botella crítico. Aunque la literatura evidencia que los maestros de primaria requieren preparación específica en disciplinas STEM, las instituciones educativas públicas mexicanas no garantizan esta especialización de forma sistemática. La implementación del método STEM en educación primaria enfrenta desafíos significativos derivados de la fragmentación del currículo y la falta de un enfoque integrado y coherente que permita adopción genuina de metodología interdisciplinaria.
Los cambios curriculares sin respaldo técnico han agudizado este problema: en 2025, ajustes constantes al currículo, frecuentemente definidos bajo criterios partidistas, han generado confusión y sobrecarga en el magisterio responsable de implementarlos, todo ello sin diagnósticos previos que justifiquen las modificaciones. Esto ha resultado en una pérdida de continuidad institucional que dificulta la profesionalización docente sostenida en STEM.
Baja Matrícula y Erosión del Interés Temprano
Menos del 20% de estudiantes mexicanos eligen carreras relacionadas con STEM según el Banco Mundial, mientras que otras fuentes indican que solo el 27% de mexicanos en educación superior estudian estas disciplinas. Paradójicamente, las mujeres no están diversificando sus opciones hacia STEM: siguieron optando en el último ciclo escolar por las mismas áreas tradicionales que hace una década—formación docente, trabajo social, diseño y pedagogía.
Esta decisión ocurre a pesar de que ocho de cada 10 empleos mejor pagados en el país corresponden a profesionales STEM, con salarios que superan significativamente a otras profesiones. Ingenieros perciben 12,500 pesos mensuales promedio, científicos 15,000+ pesos (llegando a 40,000), comparado con 9,000 pesos para profesionales de otras áreas. La desconexión entre vocación y recompensa económica sugiere que el problema reside en percepciones tempranas de interés y autoeficacia, no en rentabilidad.
Deserción y Permanencia Frágil
La educación superior mexicana registra una tasa de deserción del 8.2% en el ciclo 2020-2021, con variaciones regionales alarmantes: Veracruz (14.9%), Baja California Sur (13.9%), Campeche (13.8%) y Sonora (13.1%) superan significativamente el promedio nacional. Los factores de deserción son multifactoriales: la reprobación es el factor principal, con más del 50% de materias reprobadas en instituciones técnicas STEM; factores económicos afectan a 2.9 millones de estudiantes (más de la mitad de los que dejaron estudios durante pandemia); y la salud, situaciones familiares y falta de orientación vocacional contribuyen significativamente.
En educación técnica, la deserción en programas STEM se vincula directamente a deficiencias académicas sin suficiente acompañamiento tutoral, reflejando la ausencia de sistemas de retención y mentoría especializados en estos campos.
Capacidades de Investigación: Rezago Comparativo
Subrepresentación en la Comunidad Científica Global
México mantiene un rezago significativo en densidad de investigadores respecto a estándares internacionales. Con 1.24 investigadores por cada 1,000 personas empleadas, México está muy por debajo del promedio OCDE de 9.11, y ampliamente superado por líderes como Corea del Sur, Finlandia y Noruega (más de 16 investigadores por cada 1,000 empleados). El Banco Mundial reporta aproximadamente 349 investigadores por millón de habitantes en México, traduciendo a apenas 45,000 investigadores totales en el país.
El Sistema Nacional de Investigadores (SNII) registra 43,980 miembros en 2024, con una distribución geográfica extremadamente desigual. Ciudad de México concentra 13,174 investigadores (aproximadamente 30% del total nacional), seguida por Jalisco (2,711) y Estado de México (2,327), mientras que estados como Guerrero, Chiapas y Aguascalientes presentan representación mínima. Esta concentración refleja disparidades históricas en inversión regional y capacidades institucionales.
El porcentaje de población con doctorado en México es de 0.1%, veinte veces menor que en Estados Unidos y Alemania, indicando un déficit profundo en formación de capital humano altamente especializado. Únicamente el 17% de adultos mexicanos posee educación superior completada, comparado con 37% en promedio de países OCDE, situando a México incluso por debajo de otras naciones en desarrollo.
Inversión en Ciencia y Tecnología
La inversión pública en Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI) representa el 0.6% del PIB en 2024, estimado en 148 mil millones de pesos. Aunque esto representa el mayor aumento en seis años con incremento de 7.5%, sigue siendo notoriamente bajo respecto a la recomendación internacional de 1.5% del PIB. Más preocupante aún: en 2023, el Congreso mexicano eliminó la obligación legal del Estado de invertir al menos el 1% del PIB en ciencia, dejando solo una obligación discrecional sin límite mínimo.
El contexto histórico es desalentador: hace apenas una década (2010), la inversión era del 0.49% del PIB, indicando que después de fluctuaciones, el país permanece rezagado. Para 2024 se proyectó un presupuesto federal de CTI de 60,644 millones de pesos, que representa una reducción del 4% en términos reales respecto a 2023 y una pérdida del 42% respecto a 2014, cuando México alcanzó su máximo histórico.
Oportunidades y Palancas de Transformación
Demanda Laboral y Oportunidades Económicas
El mercado laboral global genera incentivos potentes para transformación STEM. Según análisis del sector, mientras 75 millones de empleos tradicionales desaparecerán, se crearán 133 millones de nuevos empleos en áreas que requieren competencias STEM y habilidades transversales del siglo XXI—análisis de datos, liderazgo, toma de decisiones, adaptabilidad. México posee potencial específico en manufactura avanzada, energía solar y eólica, y desarrollo de software, sectores con demanda creciente.
Las profesiones STEM en México perciben un ingreso 24% mayor que otras profesiones, con perspectivas salariales en crecimiento según demanda corporativa de especialización técnica. La brecha salarial de género en STEM, aunque menor que en otros campos, permanece como oportunidad para mejor aprovechamiento del talento femenino y retorno económico agregado.
Consolidación de Ecosistemas Público-Privados
La Alianza para la Promoción de STEM (AP STEM) ha demostrado viabilidad de articulación intersectorial con componentes estratégicos: iniciativa privada, cámaras sectoriales, sociedad civil, academia, centros de investigación e innovación, y organismos no gubernamentales internacionales. Esta estructura ha permitido identificar necesidades, diseñar programas con evidencia, escalar mejores prácticas y producir incidencia en política pública desde 2018.
Programas específicos como STEM+ para todas y todos, siSTEMa Educando, y las iniciativas Abertis-UNICEF demuestran que modelos de aprendizaje basado en proyectos, capacitación docente sostenida y enfoque inclusivo de género pueden implementarse a escala en escuelas públicas. Estos programas no solo transfieren conocimiento técnico, sino que cultivan pensamiento crítico, colaboración, liderazgo y resolución de problemas—competencias que trascienden disciplina específica.
Alineación con Nueva Escuela Mexicana y Reforma Educativa
La Nueva Escuela Mexicana 2025 establece un marco constitucional (Artículo 3 Constitucional) que promueve pensamiento crítico, enfoque interdisciplinario integrando humanidades, artes, ciencia, tecnología e innovación, y perspectiva de género en todos los planes y programas. Aunque existen críticas sobre cambios curriculares sin suficiente sustrato técnico, el marco general abre espacio para implementación de STEM con criterios humanistas y pensamiento científico.
La inversión en infraestructura educativa—40,000 nuevos lugares en 2025 progresando hacia 200,000 nuevos espacios—brinda oportunidad para construir de novo laboratorios modernos, equipamiento tecnológico y espacios de aprendizaje experimental que no carguen con limitaciones de infraestructura histórica.
Soberanía Tecnológica como Catalizador
Proyectos estratégicos como Olinia (automóvil eléctrico), Kutsari (semiconductores), Ixtli (satélites), Apixqui (monitoreo oceanométrico) e iniciativas de tecnología para cultivos de maíz y frijol representan una estrategia de soberanía tecnológica nacional que vincula STEM con soluciones a problemas nacionales prioritarios. Estos proyectos pueden servir como inspiradores de vocaciones STEM entre estudiantes al mostrar aplicación concreta de competencias en contextos de innovación nacional.
Profesionalización y Continuidad de Investigación
El incremento de 195% en proyectos de investigación aprobados (2024-2025) y presupuesto de 570.4 millones de pesos representa oportunidad para consolidar líneas de investigación STEM con financiamiento multianual. Las 3,783 becas administradas al extranjero (70% más que 2024) permiten formación de investigadores de alto nivel que retornen con capacidades para liderar grupos de investigación nacionales.
El Programa de Investigadoras e Investigadores por México ofrece plataforma para consolidación de investigadores talentosos mediante Cátedras Conacyt en instituciones beneficiadas, con distribución temática que incluye 27% en Desarrollo Tecnológico, 14% en Ambiente y Salud, 12% en Conocimiento del Universo.
Conclusiones Estratégicas
La educación STEM en México enfrenta un momento de inflexión crítico. Mientras que avances institucionales, inversión creciente y alineación política sugieren oportunidad de transformación, brechas estructurales profundas—especialmente de género, infraestructura desigual, formación docente insuficiente y baja matrícula inicial—amenazan con limitar el impacto de nuevas iniciativas si no se abordan sistémicamente.
Las evidencias sugieren que las soluciones requieren: (1) inversión sostenida multianual que proteja STEM de fluctuaciones presupuestales; (2) profesionalización docente permanente con financiamiento dedicado; (3) acceso equitativo a infraestructura desde educación primaria, especialmente en regiones marginadas; (4) intervenciones tempranas que combatan estereotipos de género y construyan identidad científica desde infancia; (5) vinculación real entre educación y demanda laboral mediante alianzas sostenidas público-privadas; y (6) marcos de evaluación rigurosos que midan impacto de programas con independencia de ciclos políticos.
Sin estas condiciones, México corre el riesgo de que el impulso actual en STEM de 2025 se diluya—como ha ocurrido en ciclos anteriores—quedando atrapado entre aspiraciones de potencia tecnológica y realidades de inequidad educativa que reproducen ciclos de desigualdad. La ventana para acción transformadora es ahora; requiere audacia institucional, continuidad política, y compromiso genuino con que talento mexicano—particularmente femenino y de territorios rezagados—acceda realmente a oportunidades STEM de calidad.