La transferencia de tecnología entre la academia y la industria en México representa un pilar fundamental en el ecosistema de innovación del país. A través del modelo de la triple hélice —que integra universidad, industria y gobierno—, México ha consolidado oficinas de transferencia de conocimiento certificadas y casos concretos que demuestran el potencial del sistema.
El Marco Institucional y Políticas de Apoyo
En 2010, la Secretaría de Economía y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) establecieron el programa FINNOVA (Fondo Sectorial de Innovación), que catalizó el surgimiento y consolidación de 117 Oficinas de Transferencia de Conocimiento (OTC) certificadas en instituciones públicas, privadas y centros de investigación. Este programa representa un cambio conceptual fundamental en México: la transferencia de tecnología no se limita exclusivamente a patentes y licenciamiento, sino que abarca consultoría, investigación colaborativa, creación de empresas spin-off y servicios tecnológicos.
Las universidades mexicanas han generado una capacidad considerable de innovación. Entre 1961 y 2013, se registraron 1,440 patentes concedidas a institutos de investigación y universidades, con un crecimiento significativo en años recientes. La UNAM ocupa actualmente el primer lugar en instituciones de educación superior mexicanas, con aproximadamente 130 patentes concedidas por el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI).
Casos de Éxito Emblemáticos
Agro&Biotecnia: El Primer Biofungicida Mexicano Comercializado
Uno de los casos de transferencia tecnológica más documentados es el de Agro&Biotecnia, una empresa spin-off del Instituto de Biotecnología de la UNAM (IBt-UNAM). Este caso ilustra el camino desde la investigación básica hasta la comercialización exitosa.
El desarrollo comenzó cuando el Dr. Enrique Galindo del IBt-UNAM colaboró con investigadores del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD) en Culiacán para resolver un problema de antracnosis en mangos. Aunque el CIAD había identificado bacterias con potencial antifúngico, carecía de infraestructura para escalar la investigación. Con financiamiento del Fondo Sectorial de SAGARPA, el equipo evaluó cientos de microorganismos y seleccionó una cepa particular de Bacillus que mostraba efectividad comprobada.
El producto resultante, Fungifree AB®, surgió como una transferencia formal en 2012 cuando la UNAM otorgó una licencia a Agro&Biotecnia bajo un convenio completo. Galindo, quien continuó en la universidad, asumió un rol dual de investigador y emprendedor. El biofungicida es efectivo en más de 20 cultivos y actualmente es distribuido en México por FMC Agroquímica, expandiendo el acceso a mercados internacionales como Estados Unidos, Canadá, Europa y Japón.
Este caso ejemplifica tanto los éxitos como los desafíos: aunque la patente fue otorgada en 2011, la negociación entre Agro&Biotecnia y la UNAM duró casi un año, reflejando la complejidad de traducir descubrimientos académicos en empresas viables.
Transferencia Tecnológica en la UANL: El Modelo de la Cátedra Ternium
La Facultad de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (FIME) de la Universidad Autónoma de Nuevo León ha desarrollado dos casos de éxito documentados bajo el modelo de triple hélice con empresas de perfil internacional.
El primero, la Cátedra Ternium-UANL, se estructuró como un proyecto de investigación aplicada en la industria metalmecánica. A través de esta iniciativa, se formaron tres doctores y cinco maestros en ciencias que desarrollaron tecnología de manera conjunta con tecnólogos de la empresa. Los resultados incluyeron más de diez trabajos presentados en foros nacionales e internacionales y cinco artículos científicos publicados.
El segundo caso involucraba la manufactura de componentes automotrices, desarrollando sofisticadas tarjetas de circuitos impresos y formando especialistas tecnólogos a nivel de maestría y doctorado.
Este modelo demuestra cómo la colaboración estructurada, con apoyo administrativo de la universidad, capital humano de calidad y recursos gubernamentales, genera resultados concretos y medibles que benefician tanto a la academia como a la industria.
El Ecosistema de Incubación y Spin-offs
Tecnológico de Monterrey: Un Portafolio Diverso
El Tecnológico de Monterrey ha consolidado un ecosistema robusto de empresas de base científico-tecnológica. En su más reciente EBCTec Spin-off DemoDay, presentó alrededor de 25 empresas derivadas, que incluyen innovaciones en diversos sectores.
Entre los casos destacados se encuentran:
Artemis: Un vendaje tridimensional basado en nanopartículas de plata para tratamiento acelerado de heridas.
Naddon: Una plataforma nanotecnológica que encapsula medicamentos en nanopartículas biocompatibles y biodegradables que se activan solo ante señales de inflamación. Con su mercado de diabetes valuado en más de 70 mil millones de dólares globalmente, esta spin-off busca iniciar ensayos clínicos con instituciones médicas mexicanas.
Synthetic Ocular Restoration: Capaz de producir tejido biocompatible y transplantable a partir de una sola córnea donada, generando hasta seis implantes con propiedades del original. Actualmente levanta una ronda de inversión de 2-3 millones de dólares para ensayos clínicos.
Forma Foods: Combina manufactura aditiva con formulaciones vegetales para producir carne impresa en 3D que imita fibras musculares y tejidos.
InnovaUNAM: La Red Nacional de Incubación
La UNAM opera InnovaUNAM, un sistema de incubación y aceleración que ofrece servicios a toda la comunidad universitaria y al público en general. A través de incubadoras especializadas en distintas facultades, ha apoyado emprendimientos sociales e innovadores.
Mecanismos de Transferencia Tecnológica en México
Los principales mecanismos de transferencia en México incluyen:
Licenciamiento de propiedad intelectual: El más frecuentemente utilizado, permitiendo que innovaciones lleguen al mercado sin que la institución asuma riesgos de producción o comercialización.
Investigación colaborativa: Mediante contratos conjuntos entre universidad y empresa.
Creación de spin-offs: Nuevas empresas fundadas por investigadores, estudiantes o egresados que explotan directamente los desarrollos universitarios.
Consultoría y servicios tecnológicos: El 81.3% de las universidades públicas estatales ofrecen servicios tecnológicos, con más del 96% siendo contratadas anualmente por empresas.
Acuerdos de transferencia de know-how: Frecuentemente protegidos por secretos industriales, sin necesidad de patentes formales.
Desafíos y Limitaciones
A pesar de estos avances, México enfrenta barreras estructurales significativas. La inversión total en ciencia y tecnología representa apenas 0.5% del PIB, una de las más bajas entre países de la OCDE. Adicionalmente, existe una debilidad en la absorción tecnológica de pequeñas y medianas empresas (PYMES), que representan el 99.8% de empresas activas pero carecen de capacidades para incorporar tecnologías nuevas.
Otros desafíos incluyen la falta de coordinación interinstitucional, políticas públicas poco claras sobre vinculación, incentivos insuficientes para investigadores que se dedican a transferencia tecnológica y una brecha cultural entre la academia y la industria. Además, mientras el pago de regalías y licencias por patentes extranjeras representa el rubro más significativo en la transferencia tecnológica mexicana, el país mostró superávit únicamente en estudios técnicos, consultoría y servicios de ingeniería especializados.
Impacto Económico y Social
Las incubadoras universitarias han demostrado impacto medible. La Red de Incubadoras de Empresas de Unitec, por ejemplo, fue reconocida en el Top 5 mundial de incubadoras universitarias por UBI-Global en 2021-2022, habiendo apoyado a más de 9,000 emprendedores, impulsado más de 6,000 proyectos empresariales y creado más de 500 empresas que generaron más de 3,000 empleos formales.
Desde el lado de la ciencia, el Programa de Estímulos a la Innovación (2009-2018) canalizó más de 13,000 millones de dólares en recursos académicos, que al combinarse con inversión privada, duplicaron el financiamiento y resultaron en tecnologías de alto impacto que de otra manera habrían permanecido sin aplicación comercial en México.
La transferencia tecnológica academia-industria en México ha evolucionado desde un enfoque centrado exclusivamente en patentes hacia un modelo integral que incluye múltiples mecanismos y actores. Los casos de Agro&Biotecnia, FIME-UANL, Tecnológico de Monterrey y las incubadoras nacionales demuestran que, con instituciones consolidadas, políticas públicas de apoyo como FINNOVA, y un modelo de triple hélice efectivo, es posible convertir el conocimiento científico en soluciones comerciales y sociales viables.
Sin embargo, para maximizar el potencial de innovación mexicano, será necesario incrementar la inversión en investigación y desarrollo, fortalecer la capacidad absorptiva de empresas, crear incentivos más robustos para investigadores emprendedores, y consolidar una cultura institucional que valore la transferencia tecnológica tanto como la publicación académica. El futuro de la economía del conocimiento en México dependerá de cómo se consolide esta vinculación estratégica entre generadores y usuarios de tecnología.